martes, 1 de noviembre de 2016

La importancia de llamar a las cosas por su nombre. La digitalización de la PYME

Se hace urgente encontrar otra forma de clasificar a las empresas. Bajo la categoría PYME, englobamos al 99,9% de las empresas. Eso no es clasificar, eso es hacer una categoría del todo.


Me he encontrado de repente con el Retrato de las PYME 2015 y de la primera tabla se puede extraer el siguiente gráfico:

El número de empresas sin emplead@s (traducido sería lo que llamamos autónom@s), supera en más de 200.000 el total del número de empresas con asalariad@s (incluyendo las grandes empresas).

Si pensamos en cualquier política pública de fomento de la competitividad, ¿qué sentido tiene mezclar churras con merinas, mas allá de que ambas son ovejas?

Si hablamos de la perentoria necesidad de digitalización de la PYME. el último mantra en cuanto a gestión empresarial, del cual (añado) soy firme creyente, ¿qué herramientas comunes podemos desarrollar o diseñar que sirvan tanto a una empresa sin asalariad@s o una de 247? Aquí volver a los clásicos siempre es una la opción. Kotter y su "Al frente del Cambio":
  1. Crear sentido de urgencia
  2. Formar coalición
  3. Desarrollar la visión
  4. Comunicar la visión
  5. Eliminar obstáculos
  6. Asegurar los triunfos a corto plazo
  7. Construir sobre el cambio
  8. Fijar el cambio cultural en la organización.

Volviendo al meollo de la cuestión y obviando por ahora factores como el sector, la cultura de la empresa, el nivel de apertura a la colaboración con sus stakeholders, etc...la digitalización en las empresas de menos de 10 trabajadores (microempresas), probablemente tenga que partir en un porcentaje muy alto de la alfabetización digital de las personas. De la adquisición de competencias digitales básicas. Desde la utilización de procesadores de texto (todavía aunque nadie se lo crea, existen "papeles" escritos a mano; ordenes de fabricación o albaranes por ejemplo) y ofimática en general, pasando por la (óptima) utilización del correo electrónico, Netiqueta, ...

Es a priori más adecuado, que en empresas de más de 10 trabajadores, se haga necesario además de lo anterior (quizá no en toda la organización), la implementación de herramientas colaborativas en la nube para el repositorio de documentos, Drive, Dropbox,.. además de Videoconferencia, implantación de un CRM, ...

Las mas cercanas a 250 empleados, posiblemente (¿no?) tengan superados estos aspectos y puedan deban estar pensando en algo similar a esto:


Por supuesto, nunca se puede hablar de generalidades, una Start Up de 5 trabajador@s, seguramente esté notablemente mas digitalizada que muchas empresas de 150. Pero precisamente ahí se encuentra el riesgo y el error, no podemos hablar de PYME. Necesitamos nuevas formas de clasificar a las empresas. ¿Disgregamos más el tamaño? ¿El tamaño importa? O podemos clasificarlas en función del ¿nivel de digitalización? ¿competitividad? ¿sector? ¿cultura empresarial? 

En todo caso, mi opinión es que clasificarlas en base a número de empleados, cifra de negocios y/o Balance tenía sentido en el siglo XX, bajo una lógica de Economías de Escala. Pero si queremos afrontar realmente la transformación digital de las empresas, tenemos que buscar y encontrar otro punto de referencia. 

¿Alguna sugerencia?

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